"Es plateada y violenta, suele apagar las luces
detrás de los que salen de las piezas.
La silla que se inclina y la dama de noche
conversan de presagios
una voz de comadre sentenciosa
sabe darle esa aureola de autoridad doméstica
llegar al corazón de las carnes más tiernas
recoger los oficios para hacerlos cantar
y rezar y besar, tiesos libros de nácar
medallas que pendieron de los pechos visibles
de sus antepasados
o pequeños recuerdos que alguien llevará atados
en la piel que recubre la emboscada. "
José Antonio Cedrón
Nunca un homenaje ha sido más merecido, oportuno y necesario. Un abrazo amigo Paco, Grande de Firenze y gran amigo.
ResponderEliminar"Cuando era niño
mi abuelo me regalaba
sus costumbres de labriego,
la paz musgosa del invierno
y un volantín para septiembre.
Me enseñó
a hallar sonrisas
entre la gente triste
a cantar con los queltehues
un himno a la madrugada;
a correr
por los caminos sin huella
y trepar los columpios
del sauce en el estero.
Mi abuelo me regalaba
solamente
cosas buenas."
Con todo respeto, creo que el poema de Cedrón no es una alabanza sino una mirada-lectura a la educaciòn que nos dieron. Marina DÀllesio
ResponderEliminarMARINA: DE ACUERDO, COMPARTO TU LECTURA. UN POEMA EXCELENTE. LAURA VIGNES de LORENZ (ARGENTINA)
ResponderEliminarEl poema de Cedrón está en un libro que remite a los comentarios de Marina y Laura. Se llama Vidario (nada menos)y puede encontrarse en la red. Para leer muchas veces. También pueden encontrarse fragmentos del artículo Nos amábamos tanto, fotografías de "esto" que somos. Gracias a todos, Luis R. Dellagúia (mtro.escuela de artes, La Plata)
ResponderEliminar